Propósito en medio de la Tormenta
Te encuentras en una tormenta hoy?
“Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. (Marcos 4: 37 -38)
Me he visto a mi misma en medio de muchas tormentas durante mi vida y tu también has estado en varias. En esos períodos es muy difícil no estar enfocados en nosotros mismos o en la situación. Es más fácil a veces pensar que Dios se a olvidado de nosotros. Pero hay un propósito en esa tormenta. Las tormentas de la vida nos ayudan a moldearnos, a tomar una nueva forma. Nos ayuda a construir una fe más fuerte, un carácter de “paciencia”. (Santiago 1: 1-7)
Dios quiere también usarnos en medio de la tormenta. En la última iglesia que estuvimos está ubicada en Coney Island . Los vientos en ese día eran entre los 30 – 40 millas por hora. Era una tormenta de arena! La arena y los vientos nos golpeaban tan fuerte en la cara que no podíamos ver nada. Cada vez que habríamos nuestra boca para ministrar, literalmente comíamos arena! Un miembro de la congregación dijo, “No hay mucho que podamos hacer aquí afuera”. Aún así, nos quedamos en medio de la tormenta. Sabíamos que Dios nos había enviado a ese lugar con un propósito.
Poco después, un hombre sin hogar, David, y un amigo se acercaron a mí. David pregunto, “ Porque están ustedes aquí afuera?” Mientras la arena los rodea, tuve la oportunidad de compartir del amor de Dios a mi vida. Le conté como Dios nos había enviado a ese lugar para decirle a David que Dios lo ama y lo cuida, que él no lo ha olvidado.
Después de que David me contó su historia – como termino él en las calles y que él no podía creer como es que él estaba en ese lugar. Tuve la oportunidad de darle recursos y de orar por él y también por su amigo. David recibió la oración, dio gracias, y empezó a dar unos cuantos pasos. Luego regreso y dijo, con lagrimas en sus ojos, “Es muy difícil haya fuera”.
David también estaba pasando por una tormenta. Hay muchas personas en medio de tornamentas durante sus vidas sin esperanza. Muchos que están alrededor nuestro – en nuestros trabajos y en nuestro vecindario – están sufriendo. Los vientos están soplando sobre todos nosotros.
Como creyentes, nuestra esperanza está en Cristo, el Único que puede decirle a los vientos y a las olas, “Calla y enmudece” (Marcos 4:39) El nos ha dado su paz en medio de la tormenta y calma nuestros atemorizados corazones. El nos recuerda de esa paz en Juan 14:27 “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”
Lo conocemos por ser “Fiel y Verdadero” (Apocalipsis 19:11). El es “El Dios de toda consolación” (II Corintios 1:3) quien nos encuentra en la tormenta, nos conforta con su presencia y gracia. Tenemos que permitirle a Dios que su luz brille en nosotros, para que otros sean bendecidos, aún cuando nosotros estemos en medio de una tormenta.
Santo Dios, gracias por estar conmigo en las tormentas de mi vida. Gracias por enseñarme a estar firme en tus promesas cuando los vientos me rodean. Amén.
Pregunta: Estas en una tormenta? Posiblemente no lo veas, pero hay un propósito. Como puedes ser tú un ejemplo de la luz de Dios mientras caminas en medio de la tormenta?