LA SEMILLA QUE TIENE COSECHA
Para poder alcanzar nuestros sueños es necesario
que tengamos pasión. No podemos alcanzar la visión de Dios si no hay pasión.
Dice el Salmos 126, verso 6, dice que irá llorando
el que lleva la preciosa semilla. Cuando habla de llorar se refiere a esa
pasión.
Nehemías vivió en el tiempo de cautividad
babilónica, y cuando vio el problema que había en la ciudad, comenzó a llorar,
pero no un llanto de tristeza, sino de pasión, porque él quería arreglar
aquello con lo que se encontró.
En tu vida tiene que haber esa pasión para que
puedas alcanzar los sueños de Dios. El que sale con pasión, es el que construye
con una mano y en la otra lleva la espada.
Si lo que haces no lo haces con lágrimas, no tienes
derecho a cosechar; te va a costar lágrimas.
¿Cuántas lágrimas estás dispuesto a derramar por tu
matrimonio? ¿Cuántas lágrimas estás dispuesto a derramar por tus hijos?
¿Cuántas lágrimas estás dispuesto a derramar por el negocio que Dios ha puesto
en tus manos? ¿Cuántas lágrimas estás dispuesto a derramar por el ministerio?
Cada vez que tengas un problema, ¿vas a ser de los que se queda, o vas a seguir
andando?
Aunque sea llorando, aunque te cueste lágrimas,
sal, y sigue andando. Pero no dejes tu país
en manos de aquellos que no saben lo que tienen que hacer.
La promesa es que los que van llorando, han de
regresar con regocijo.
En los próximos años, te vas a regocijar. Dios va a
restaurar tu matrimonio, va a restaurar tu negocio. Te va a costar lágrimas,
pero Dios va a llegar a tiempo. Se tiene que levantar una pasión en ti, para
que aun llorando, sigas construyendo, y lo termines.
Hace falta cristianos de verdad, que no se vayan de
la iglesia porque tuvieron problemas un día. Muchas veces pensamos en
renunciar, pero no. Sigue; llorando, pero sigue.
Hay una cosecha segura, no para cualquier semilla,
no para cualquier cosa que des o cualquier cosa que hagas, sino para lo que
hagas con pasión.
¿Por qué Dios escogió a Pedro? Por su pasión.
Cristo predicó de que tuviéramos espada, espiritualmente hablando, y ahí fue
Pedro y se consiguió una espada. Esos son los que Cristo usa. Por eso llamó a
Pablo. Dice la palabra que en celo y pasión el primero era Pablo. Acababan de
matar a Esteban, no solo delante de él, sino que Pablo fue parte de eso, y al
otro día Dios lo llama. Porque cuando Dios va a llamar a alguien, necesita a
alguien apasionado en extremo. Porque no hay forma de promover el evangelio, si
no es con pasión.
Te costará lágrimas, pensarás que no vas a llegar,
pero sigue caminando, haz lo que tienes que hacer.
Hay quienes han perdido la pasión, y están llorando
en su casa, pero no son los que lloran en su casa los que reciben, sino los que
caminan llorando, los que siembran llorando, los que dan llorando, esos son los
que regresan. No puede regresar alguien que no ha salido, alguien que no ha
caminado. No puede regresar alguien que no ha salido de su zona de comodidad.
Sal. Te va a costar lágrimas; servir a Cristo te va
a costar lágrimas, tener una empresa te va a costar lágrimas, pero sal, camina,
construye, y termina.
Cada lágrima que tú has derramado caminando, cada
lágrima que has derramado en pos de tu meta, cada lágrima que has derramado
yendo hacia el lugar que Dios te ha llamado, Dios te la va a recompensar. Es
cosecha segura. Viene tu tiempo de regocijo. Viene tu tiempo de las gavillas.
Te va a costar, pero Dios ha prometido que regresarás con las gavillas en tus
manos.
Has llorado, pero has llorado en tu casa. Ahora vas
a llorar, pero vas a llorar caminando, y tus lágrimas lo que van a hacer es
cambiar el terreno en el que estás sembrando, y tú vas a recoger.
FUENTE: Pastor Otoniel Font
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