miércoles, 20 de junio de 2012

LA SEMILLA QUE TIENE COSECHA


LA SEMILLA QUE TIENE COSECHA

Para poder alcanzar nuestros sueños es necesario que tengamos pasión. No podemos alcanzar la visión de Dios si no hay pasión.
Dice el Salmos 126, verso 6, dice que irá llorando el que lleva la preciosa semilla. Cuando habla de llorar se refiere a esa pasión.
Nehemías vivió en el tiempo de cautividad babilónica, y cuando vio el problema que había en la ciudad, comenzó a llorar, pero no un llanto de tristeza, sino de pasión, porque él quería arreglar aquello con lo que se encontró.
En tu vida tiene que haber esa pasión para que puedas alcanzar los sueños de Dios. El que sale con pasión, es el que construye con una mano y en la otra lleva la espada.
Si lo que haces no lo haces con lágrimas, no tienes derecho a cosechar; te va a costar lágrimas.
¿Cuántas lágrimas estás dispuesto a derramar por tu matrimonio? ¿Cuántas lágrimas estás dispuesto a derramar por tus hijos? ¿Cuántas lágrimas estás dispuesto a derramar por el negocio que Dios ha puesto en tus manos? ¿Cuántas lágrimas estás dispuesto a derramar por el ministerio? Cada vez que tengas un problema, ¿vas a ser de los que se queda, o vas a seguir andando?
Aunque sea llorando, aunque te cueste lágrimas, sal, y sigue andando. Pero no dejes tu país en manos de aquellos que no saben lo que tienen que hacer.
La promesa es que los que van llorando, han de regresar con regocijo.
En los próximos años, te vas a regocijar. Dios va a restaurar tu matrimonio, va a restaurar tu negocio. Te va a costar lágrimas, pero Dios va a llegar a tiempo. Se tiene que levantar una pasión en ti, para que aun llorando, sigas construyendo, y lo termines.
Hace falta cristianos de verdad, que no se vayan de la iglesia porque tuvieron problemas un día. Muchas veces pensamos en renunciar, pero no. Sigue; llorando, pero sigue.
Hay una cosecha segura, no para cualquier semilla, no para cualquier cosa que des o cualquier cosa que hagas, sino para lo que hagas con pasión.
¿Por qué Dios escogió a Pedro? Por su pasión. Cristo predicó de que tuviéramos espada, espiritualmente hablando, y ahí fue Pedro y se consiguió una espada. Esos son los que Cristo usa. Por eso llamó a Pablo. Dice la palabra que en celo y pasión el primero era Pablo. Acababan de matar a Esteban, no solo delante de él, sino que Pablo fue parte de eso, y al otro día Dios lo llama. Porque cuando Dios va a llamar a alguien, necesita a alguien apasionado en extremo. Porque no hay forma de promover el evangelio, si no es con pasión.
Te costará lágrimas, pensarás que no vas a llegar, pero sigue caminando, haz lo que tienes que hacer.
Hay quienes han perdido la pasión, y están llorando en su casa, pero no son los que lloran en su casa los que reciben, sino los que caminan llorando, los que siembran llorando, los que dan llorando, esos son los que regresan. No puede regresar alguien que no ha salido, alguien que no ha caminado. No puede regresar alguien que no ha salido de su zona de comodidad.
Sal. Te va a costar lágrimas; servir a Cristo te va a costar lágrimas, tener una empresa te va a costar lágrimas, pero sal, camina, construye, y termina.
Cada lágrima que tú has derramado caminando, cada lágrima que has derramado en pos de tu meta, cada lágrima que has derramado yendo hacia el lugar que Dios te ha llamado, Dios te la va a recompensar. Es cosecha segura. Viene tu tiempo de regocijo. Viene tu tiempo de las gavillas. Te va a costar, pero Dios ha prometido que regresarás con las gavillas en tus manos.
Has llorado, pero has llorado en tu casa. Ahora vas a llorar, pero vas a llorar caminando, y tus lágrimas lo que van a hacer es cambiar el terreno en el que estás sembrando, y tú vas a recoger.

FUENTE:  Pastor Otoniel Font

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