"El corazón de las personas es como un papel ( que al arrugarlo ya no puede volver a su forma original). La impresión que dejamos en ese corazón que lastimamos será tan difícil de borrar como esas arrugas en el papel". "Aunque intentemos enmedar el error, ya está Marcado."
En ocasiones no nos controlamos y sin pensar arrojamos palabras llenas de odio y rencor, y luego, cuando pensamos en ello, nos arrepentimos, pero no podemos dar marcha atrás, no podemos borrar lo que quedó grabado, y lo más triste es que dejamos "arrugas" en muchos corazones en especial a los que más queremos.
Veamos Galatas 5:19-21
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: Adulterio, fornicación, inmundicia; lascivia; idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, homicidios, borracheras, orgía, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
En Jeremías 9:8 nos dice: "Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca dice paz a su amigo y dentro de si pone sus acechanzas."
Asì que para no dar lugar al enemigo debemos estar dispuestos a poner nuestras palabras bajo el escrutinio del espejo que es la Palabra de Dios.
Nunca deberíamos permitirnos ver a nuestro cónyuge, padres, hijos, hermanos o amigos como rivales o enemigos. Cuando lo hacemos, nuestra meta siempre es ganar. Hay solamente un enemigo que nos avergüenza, manipula, tienta, engaña y maquina cómo distraernos para que olvidemos la batalla real y nos entreguemos a los deseos de la naturaleza pecaminosa. Y asì poder minar nuestras familias.
Como dice el Salmistas, que sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón para ser agradables a los ojos del Señor (Salmo 19:14)
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