martes, 17 de enero de 2012

CUAL ES TU ORACIÓN DE HOY?


Porqué estas orando hoy?
Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.  Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? (Génesis 15: 1-2)
Dios tenía muchas cosas almacenadas para Abram.   Le cambiaría el nombre y luego lo haría el padre de multitudes.  Su descendencia sería tan numerosa como las estrellas y serán llamados los hijos de Dios.  Abram daría el paso más grande en el proceso de la restauración  entre la relación del hombre y Dios antes de que le fallaran.
Eventualmente de los lomos de  Abram nacería Jesús, el Mesías, quien podría llenar este proceso. Dios escogió a Abram para todo esto.  Pero, Abram no podía ver más allá de su propio deseo (ser padre).  Él le dijo a Dios, “Si tu no concedes la petición de mi corazón entonces no obtendrás nada de mi”.   
Te suena familiar? Hay algo por lo que has orado fervientemente a Dios que aún no te ha dado? Estas tan concentrado en obtener esa cosa que te estás perdiendo todo el panorama de lo que El te ofrece? Si es así, posiblemente has caído en la misma trampa que Abram.  Trato de intervenir llegándose a su sierva Agar complicando así las cosas.    “Abram dijo yo puedo ser padre. Solo estoy ayudando a Dios al hacerlo a mi manera.  Seguramente El bendecirá esto.  Estoy hacienda su voluntad, no es así?,  Los resultados fueron Ismael, no Isaac.  Árabes y Judíos han estado en conflicto desde entonces.  Siguen peleando por el favor de Dios y la tierra prometida.   
Muy a menudo escuchamos un mensaje que sabemos es de Dios – en sueños, en un sermón, en un himno, por medio de un amigo – parece ser una respuesta a nuestra oración.  La tomamos y respondemos “SI”, luego todo se viene al suelo al tener que esperar la voluntad de Dios.  Hay ciertos pasos en los que el Señor tiene que llevarnos por nuestro propio bien.  Pero nosotros solo queremos saltar esos pasos, y luego nos preguntamos por qué todo salió mal. “Pero, Dios, estaba tan seguro….”
O, como Abram, estamos tan cegados en recibir esa cosa, que no perdemos todo lo que El esta tratando de darnos durante el proceso.  Nos hemos atormentado anhelando ver  su presencia en nuestras vidas peleando por  las pequeñas bendiciones que él nos ha prometido.  Como un niño malcriado en Navidad, y decimos “Si me amas, si realmente me amas, me darás lo que te pido”.  Nos perdemos los pequeños momentos de la vida en los que Dios nos muestra que nos ama. (Dios nos muestra su amor todo el tiempo)
Le preguntamos “Que me darás” en lugar de “Gracias, por amarme tanto que me has dado____________.  (Tú puedes llenar el espacio).  Piensa por todas las bendiciones empezando por el sacrificio de Cristo en la cruz y terminando por el último respiro que acabas de dar.  Duro ejercicio, verdad? Si solo puedes decir dos o tres, órale a Dios para que te revele más.  Luego confía en que El hará.  Podría tomar un tiempo, pero lo hará.
Si nos concentráramos más en su gracia y misericordia, y en ser agradecidos por lo que El ya nos ha dado, entonces estaremos un paso más cerca de recibir no solo que deseamos, pero lo que El quiere para nosotros, lo cual es mucho mejor.  Y mientras caminamos posiblemente estemos listos para recibir a nuestro “Isaac” – aquello que hemos anhelado desesperadamente.  Y como Abram, aún si Dios nos pide que le demos eso a Él, tendremos la fe para decir, “ Si, Señor.  Confío en tu amor y en tus promesas”.

Pregunta:  Que le estas pidiendo a Dios en este momento?  Crees que le puedes pedir también a El que es lo que quiere para ti?

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